Presentada como una estrategia regional de desarrollo común, reactivada la inversión millonaria de México en el triángulo del norte centroamericano, el objetivo principal de la intervención mexicana es contener la migración generando nuevas condiciones de vida para quienes vienen huyendo de la pobreza y la violencia de sus lugares de origen.
Ciertamente todas regiones continentales tienen una crisis migratoria hacia el norte muy parecida a la que se escenifica en Chiapas, pero en ninguna otra parte se ha instrumentado acciones de gobierno que busquen crear nuevas condiciones de vida: salvo que no sean muros, submarinos de detección de barcazas, infrarrojos en playas para ver los arribos masivos nocturnos o flotas enteras para detenerlos en altamar, lo que hoy hace México tiene también objetivos ocultos que nunca escucharemos en los actos oficiales.
Primero, preservar la cooperación económica-financiera de Estados Unidos en las ramas militar y policial, en equipamiento tecnológico y desarrollo de equipos de última generación en el combate al crimen organizado, particularmente, del trasiego de drogas, que anualmente ascienden a los 2 mil 500 millones de dólares por año, aproximadamente.
Luego, las condiciones generales de ser un socio comercial cooperante, a otros niveles y en otras esferas, como lo establecen las “letras chiquitas” del tratado de libre comercio, ahora llamado T-MEC donde se nos obliga a crear infraestructura en la frontera sur, completamente en el abandono, so pena de afectar las agro exportaciones al mercado interno norteamericano que se siguen contando por miles de millones de dólares.
Y el más claro y más reciente, los “caprichos” de Donald J. Trump por ejercer control en su frontera sur extendiéndola hasta el río Suchiate: pero como al Presidente Republicano no le da más la capacidad política para implementar una política doméstica efectiva de crecimiento y desarrollo (porque Estados Unidos puede, sabiéndolo conducir en ese aspecto), recurre a tácticas de presión que han resultado para la 4T, adecuadas para construirse una nueva agenda en la zona, placearse como “el hermano mayor” de Centroamérica y pensar en el futuro político, del que nunca se desprenden, ni siquiera cuando cometen errores.
ATÓMICO | Nayib Bukele, Presidente de El Salvador hizo una analogía de que México “está mal” desde hace 200 años y que la persona “mas vieja” del planeta, no había nacido cuando el país ya andaba en malos pasos. En fin, era el invitado especial del momento, que hasta el chistorete de “cabecita de algodón” pareció pasar por alto, pero a la hora de sembrar el arbolito, México obtuvo su desquite instantáneo.
MOLECULAR | La CNTE se va a dedicar a “reventar” todos los eventos del Presidente que le permitan, pero el antídoto resultó efectivo en Tapachula: bajar la ventana de la camioneta, tocar a la gente, dejarse tocar, escuchar, recibir papeles, pararse a media carretera, romper el protocolo, entregarse, porque cuando lo tienen enfrente, muy pocos se atreven a gritar y soltar improperios, les impone su figura presidencial y listo, a lo que sigue, quedan desactivados y hasta se llevan una selfie del primer mandatario.
POLITICÓN | Chiapas tendrá un periodo de gracia de año y medio, para eliminar al máximo los plásticos de un solo uso. Por supuesto que impactará la industria de los derivados del petroleo que han invadido nuestras vidas, pero la crisis demanda acciones de este tipo, que deben interiorizarse, profundizarse en la conciencia colectiva y ciudadana y provocar la acción de todos los habitantes de esta región del planeta, ya.