La semana pasada fue desalojada la última invasión del MOCRI en Tuxtla Gutiérrez. Ello marcó un antes y un después en la relación de organizaciones sociales con el poder.

El Movimiento Obrero Campesino Regional Indígena (MOCRI) topó con pared: dio por hecho que el gobierno de izquierda de Morena le permitiría seguir haciendo lo que durante 12 años quiso con invasiones, ocupaciones e ilegalidades que por fin llegaron a su fin.

Muchos sectores de la sociedad se volcaron en halagos hacia el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, en parte porque era una demanda ciudadana por ponerles un alto y en otra, porque el gobierno llegaba a los primeros cien días de gobierno y una acción legitimadora, potenció el respaldo ciudadano a su favor.