¡Noé vive, la lucha sigue!
Rafael Espinosa * Día Uno / La gente grita y grita y tiene razón de sobra para gritar; han matado a su líder. Unas diez mil personas acompañan los féretros de Noé Jiménez Pablo, quien era pieza fundamental del MOCRI en Chiapas, y de José Santiago Gómez Álvarez, su compañero de batallas.
En todo el camino de la fuente Diana Cazadora hacia el Palacio de Gobierno se escuchan las consignas contra el gobierno, la solicitud de justicia y las expresiones del doloroso momento.
—¡¡¡Noé vive, la lucha sigue!!! —.
Entre la multitud viene doña Gladys, viuda de Noé, con sus cuatro hijos, la más pequeña de 22 días de nacida. La bebé llora en los brazos de su mamá. Alguien dice: ¿Tiene hambre?
—No hambre, también llora de dolor —ataja una de sus hijas.
Al pie de Palacio de Gobierno y frente al ataúd de su esposo, Gladys recuerda que hace 19 años conoció a Noé por sus ideales de justicia. Desde esa vez decidieron caminar juntos por la vida, sin embargo, este jueves se lo arrebataron.
Noé era un campesino muy noble y trabajador, dice Wilfrido Hernández, amigos desde hace más de 23 años.
Jiménez Pablo, egresado de Ingeniería Mecánica Agrícola en la Universidad Autónoma de Chapingo, en el Estado de México, era oriundo de Rómulo Calzada, comunidad del municipio de Mezcalapa, Chiapas. Sus estudios básicos los realizó en su comunidad.
Cada vez que se sentaba a comer en familia platicaba acerca del mal gobierno y de lo peor que la pasaban los gobernados, cuenta su esposa a quien casi siempre le repetía: Si me matan, sigue adelante con nuestra lucha.
A pesar de la crueldad de las palabras, doña Gladys siempre estuvo de acuerdo.
A Noé le gustaba leer, escuchar música clásica o jugar balocesto en sus ratos libres, con sus compañeros de la comunidad. Su comida favorita eran los frijoles en caldo, sobre todo cuando regresaba del trabajo, asiente doña Gladys.
Don Alberto Galindo García, otro de sus amigos desde hace dos décadas, recuerda que Noé apoyó el movimiento estudiantil de la Universidad Autónoma de Chapingo y en 1997 se incorporó en el MOCRI hasta llegar a ser uno de los líderes en Chiapas.
Fue prisionero en el gobierno de Pablo Salázar Mendiguchía y torturado por el entonces fiscal del Ministerio Púbico, Jorge Luis Llaven Abarca, actual fiscal General del Estado.
—¡Descansa en paz, camarada; hasta el final y hasta la victoria siempre! —exclamó Galindo, en su discurso frente a Palacio.
NOTA:
Noé Jiménez, de 47 años, fue acribillado la madrugada del jueves 17 de enero, cuando mantenía un plantón con sus compañeros en la presidencia municipal de Amatán, a unas cinco horas de su domicilio.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; Zoé Robledo Aburto, subsecretario de Gobernación; Rutilio Escandón Cadenas, gobernador de Chiapas; e Ismael Brito Mazariegos, secretario general en la entidad, sabían de este desenlace y jamás lo previnieron, denuncian.
Noé, quien denunciaba abusos y vínculos de la delincuencia organizada del alcalde de Amatán, Manuel de Jesús Carpio Mayorga, fue encontrado en un basurero por sus compañeros el viernes 18 por la tarde, con claras huellas de tortura y quemaduras de supuesto ácido en diversas partes del cuerpo.
A través de un comunicado, el MOCRI señala como responsables a los senadores, Manuel Velasco Cuello y Eduardo Ramírez Aguilar, por el cacicazgo y monarquismo de Manuel de Jesús Carpio Mayorga y sus hermanos en la zona.
Andrés, uno de nueve hermanos de Noé, también fue asesinado en el 2017, en Ocozocoautla, a una media hora de la capital.