Fue la única mujer empresaria que acompañó en la comitiva al presidente Andrés Manuel López Obrador en su primer encuentro con Donald Trump.

Patricia Armendáriz nació en 1955 en una comunidad de agricultores, de 25,000 habitantes: Comitán, Chiapas. Para poder estudiar la preparatoria tuvo que trasladarse a San Cristóbal de Las Casas y para poder asistir a la Universidad tuvo que mudarse a la Ciudad de México, donde a los 20 años terminó la carrera de Actuario Matemático por la UNAM.

Su vocación social empezó a reflejarse desde su tesis de licenciatura, donde desarrolló un modelo matemático para el desarrollo de una comunidad de subsistencia en Tenejapa, Chiapas.

Habiendo terminado sus estudios universitarios, a los 20 años ingresó a la entonces Secretaría de Programación y Presupuesto para continuar proponiendo mejoras en los niveles de subsistencia de las comunidades rurales.

A los 23 años obtuvo una beca del Consejo Británico para estudiar la maestría en desarrollo económico en Cambridge, Inglaterra.

A los 25 años regresó a su natal Chiapas a dirigir el Programa Socioeconómico de los Altos de Chiapas (Prodesch) que capturaba recursos federales e internacionales para programas que elevan el nivel de vida de los indígenas de los altos de Chiapas. Su principal logro fue establecer la red de invernaderos de flores que aún prevalece en esas comunidades como fuente principal de ingresos.

A los 26 años se casó y se fue a vivir a Bogotá, Colombia, donde dirigió el departamento de economía de la Universidad Externado de Colombia.

A los 27 años se trasladó a Nueva York con su esposo, donde además de tener a sus hijas, María y Juliana, obtuvo el grado de Doctor en Economía por la Universidad de Columbia.

A los 35 años fue contratada por Pedro Aspe, entonces Secretario de Hacienda, para especializarse en liberalización de servicios financieros, conocimientos que un año más tarde utilizó como negociadora del Tratado de Libre Comercio en el rubro de servicios financieros, habiendo logrado que el sector bancario doméstico tuviera un período de adaptación y apertura gradual de 10 años. Este período se acortó abruptamente con el estallido de la crisis bancaria mexicana de 1994 donde Patricia jugó un papel preponderante en la conformación del sistema bancario como ahora lo conocemos, porque tuvo que intervenir a la mayoría de bancos lastimados por la crisis y fusionarlos con capital de la banca extranjera en su mayoría.

Esto lo logró en su calidad de vicepresidenta de supervisión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, donde permaneció 9 años en su mayoría dedicados a luchar por la consolidación y salud del sistema bancario mexicano.

La intensidad de trabajo requerido en el manejo de la crisis la obligó a dejar su cátedra en el ITAM donde se desempeñó como catedrático por tres años en la materia de Macroeconomía Avanzada.

Su experiencia en la resolución de la crisis bancaria mexicana dio pie a que Patricia fuera nombrada en 1999 director asociado del Banco de Pagos Internacionales, organismo basado en Suiza que se encarga de emitir las regulaciones de los bancos a nivel global. Ahí Patricia participó en las negociaciones del nuevo orden regulatorio mundial conocido como Acuerdo de Basilea II y se dedicó a capacitar reguladores en todo el mundo.

A su regreso de Basilea en 2002, y después de haber servido a países latinoamericanos como Ecuador, Bolivia y República Dominicana en el manejo de sus crisis bancarias, Patricia quería ser Banquera, ya no reguladora.

Había aprendido las mejores prácticas bancarias en Basilea y en su manejo de crisis había aprendido qué deben hacer los bancos para no caer en problemas. Así, se integró al equipo de Banorte como asesora del Presidente del Consejo.

Fue en Banorte donde Patricia desarrolló su pasión por desarrollar a las pequeñas y medianas empresas, por lo que en 2006, decidió fundar su propia empresa, Credipyme, con otros socios, dedicada exclusivamente a apoyar a los pequeños y medianos empresarios, que suman alrededor de 5 millones en el país.

En desacuerdo con los accionistas de control, Patricia dejó Credipyme para fundar Financiera Sustentable y continuar con su sueño de apoyar a los microempresarios del país. Su aspiración es llegar a formar el primer banco especializado en apoyar integralmente a las necesidades de la base de la pirámide que no está aún bancarizada (75% de la población económicamente activa).

En un modelo de especializaciones sucesivas de impacto, Financiera Sustentable es la única financiera especializada en bancarizar al sector de transporte público de la zona metropolitana del Valle de México, que cuenta con más de 300,000 unidades en necesidad de ser renovadas.

El crédito para renovar todo ese sector es posible gracias a que Financiera Sustentable entrega las unidades convertidas a Gas Natural, que cuesta la mitad que la gasolina, aumentando el ingreso disponible de los transportistas, y que además contribuye a limpiar la contaminación porque sus emisiones de CO2 disminuyen drásticamente con el uso del gas natural.

Semanalmente Patricia se reúne con directivos de las más de 200 asociaciones que agrupan a los más de 200,000 transportistas públicos de la Zona Metropolitana del Valle de México, que acuden a la financiera para solucionar sus problemas de renovación vehicular.

Financiera Sustentable es la única entidad financiera que forma parte de la primera ronda de bono verde del Banco Interamericano de Desarrollo, por su contribución a mejorar la huella de carbono.

Su modelo de negocio ha sido reconocido también en su nominación como negocio transformador del Financial Times, en 2016, y quedando como finalista en la nominación de emprendedor del año por la revista Expansión en 2015.

Su estrategia ha permitido financiar el 30% de los vehículos que consumen gas natural en la zona metropolitana del valle de México, y su tasa de crecimiento en el sector ha sido consistentemente del 80% anual, perfilándose como el único intermediario que está ayudando a las autoridades a poder renovar el obsoleto parque vehicular de transporte público.

Su siguiente segmento de impacto es el financiamiento a viviendas dignas a la base de la pirámide, con el subsidio de la Comisión Nacional de Vivienda.

Financiera Sustentable es la única entidad captadora de ahorro que incuba Fintechs dedicadas a bancarizar a la base de la pirámide.

Buscada hace 3 años por el canal Sony para representar a su género como la única mujer entre 5 inversionistas del programa Shark Tank México, Patricia aceptó el reto no por su capacidad de inversión, sino porque al parecer “no había mujeres que querían participar”, además de que su función en el programa ampliaba su gama de poder apoyar a emprendedores mexicanos.

En esa función ha mentoreado e invertido en proyectos muy prometedores, principalmente promoviendo lo hecho en México. Su mentoría trasciende más allá del programa a través de sus redes sociales, donde apoya a cientos de emprendedores que diariamente le consultan, y a través de los foros de emprendedurismo en los que participa constantemente a lo largo y ancho del país.

Patricia mantiene su vinculación con Banorte como la primera consejera independiente mujer de ese Grupo Financiero, y miembro activo de su Comité de Auditoría.

Además, Patricia ha sido Consejera de CIBanco, y funge también como consejera de TDA, una titularizadora de activos en Madrid, y Kiwi, una empresa de inclusión financiera.

Es además presidenta del consejo de Administración de NA Bolom, una ONG dedicada a la preservación de las etnias de Chiapas y su ecología.

Como economista del Aspen Institute ha liderado el programa “México Incluyente” de ese Instituto.

Su orgullo principal son sus hijas, María y Juliana, que son sus pilares en la financiera, y que le han dado otro motivo de vivir que son sus 4 nietos.

Patricia es apasionada de los retos atléticos, habiendo corrido varios maratones y atravesado a nado el Bósforo.