Cientos de migrantes centroamericanos provenientes de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala ingresaron a México está madrugada evadiendo el control del Instituto Nacional de Migración (INM) que pretendía colocarles brazaletes de identificación.
La séptima caravana partió el pasado 15 de enero de San Pedro Sula, Honduras, con auspicio de residentes centroamericanos en Estados Unidos que la anunciaron desde el año pasado. Caminan sobre la carretera internacional panamericana, descansan en los parques públicos y no han tenido resistencia de las autoridades migratorias.
Aquí, Chiapas organizó un esquema de atención que comprende albergues, ayuda humanitaria, atención médica y acompañamiento de organismos de derechos humanos, así como abanderamientos de la Policía Federal.
Esta última caravana migrante se compone de entre 5 y 7 mil integrantes; buscan llegar a San Diego, California y cruzar por Tijuana, Baja California Norte; les esperan unos 2 mil 500 kilómetros de territorio mexicano y todo tipo de peripecias.