Regresar al ejercicio periodístico ha sido algo que describiría con asombro y decepción: primero, porque las tecnologías que masificaron el mensaje, y destruyeron a su vez su uniformidad, abrieron la veta de una profesión antes reservada para una vocación casi suicida y hoy, arrojaron al escenario mediático a todo aquel con una pizca de interés por la cosa pública, una conexión a internet, un Smartphone entre los dedos y una cuenta de redes sociales.
Ese cambio de paradigma, ese nuevo despertar, esa intangible realidad que desplazó a todo aquel periodista análogo, representa hasta hoy en día, un reto permanente en el que no se pueden diluir los preceptos del periodismo: el contacto con el poder debe mantener vigente la libertad, actualizado el respeto, el equilibrio que crea la pregunta y perpetúa la respuesta.
La libertad para expresarnos tiene en el periodismo, los basamentos imperecederos para seguir siendo el mejor instrumento de la ciudadanía, el más fuerte dique del absolutismo político, el cincel que rompe complicidades, que cuestiona el pensamiento, lo reproduce y lo transforma.
Hacer periodismo en tiempos de redes sociales es una obligación ética para quienes tenemos en el espectro de la comunicación, un compromiso y una forma de vida.
El periodismo no es una profesión fuera de lugar: ha sido hilo conductor de la civilización moderna y somos el escenario donde se discurre la pública vida diaria, no tendría por que ser diferente en los actuales tiempos, aunque para ello haya que adecuarnos, como antes, para conducir la punta de la madeja humana.
Etiquetas a parte, el periodismo en Chiapas enfrenta una crisis profunda de identidad, no sólo porque cada perfil de Facebook es confundido con un potencial periodista, sino por la volatilidad de la información, por la falta de rigor periodístico, en una época donde decir mentiras es lo de menos, porque basta con viralizarla, para darla por confirmada.
ATÓMICO | Ganó Trump: su forma de negociar impuso a México condiciones que son contrarias al discurso humanizado de López Obrador hacia el fenómeno migratorio centroamericano. En términos políticos, AMLO es ahora mucho más fuerte porque fue “ungido líder” en momentos de crisis y logró imponer su agenda y su estilo a toda la clase política del país que no le escatimaron respaldo y apoyo ante el pretendido abuso del Imperio Yanqui.
MOLECULAR | Willy Ochoa Gallegos es una voz autorizada dentro del PRI nacional para sostener que la cargada por Alejandro Moreno Cárdenas es una clara intromisión de Andrés Manuel López Obrador en el proceso interno priista, aunque ello signifique reconocer que, cuesta arriba, José Narro Robles tiene decantada a una militancia que quiere una postura firme, digna, inteligente y suficientemente probada en la era de la 4T.
POLITICÓN | La concentración en Tuxtla Gutiérrez para ver el discurso del Presidente López Obrador desde Tijuana, conjuntó a lo más granado del Movimiento de Regeneración Nacional en Chiapas, del partido y en el gobierno. Al frente de los bandos, Ciro Sales Ruiz e @Ismael Brito Mazariegos, respectivamente.