Señalan a agentes de Tránsito Municipal de Tuxtla Gutiérrez por arrestar de manera ilegal a un automovilista la noche del viernes 18 de enero, en el centro de la ciudad.
Andrés Flores circulaba en su auto en la 3ª Sur, entre 4ª y 5ª Poniente, sin que hubiera algún motivo para que le marcaran el alto. Por tal motivo, Andrés se negó a bajar de su vehículo en el que viajaban dos compañeros suyos.
—¿Por qué me detienen? ¿Cuál es el delito? Certifíquenme, si gusta –alegaba, sin abrir la puerta.
–Por manejar ebrio –le dijeron.
Los oficiales pidieron refuerzos y llamaron una grúa, mientras que intentaban abrirle la puerta con violencia. Sólo entonces abrió. Lo amagaron y le pusieron unas esposas. Durante el sometimiento, le rompieron el teléfono celular con un valor de 28 mil pesos.
Denuncia que le dieron un golpe en el pómulo y lo estaban ahorcando cuando uno de los oficiales lo jalaba del cuello, hacia atrás.
Como vieron que uno de los acompañantes grababa la escena, los agentes también le arrebataron el teléfono y jamás se lo devolvieron.
Reconoció que se había tomado unas cervezas. Incluso, el certificado médico, se enteró después, que marcó .78 grados, lo cual, investigó, no era para que lo hayan detenido por conducir en estado de ebriedad, mucho menos con la violencia de la que fue objeto.
Sin más, el auto fue llevado al corralón. Andrés fue certificado y posteriormente llevado a la cárcel, mejor conocida como La Popular, donde su familia pagó mil 100 pesos.
Los oficiales, Eduardo Robledo y otro que le apodan El Gato, a bordo de la patrulla 498, dijo, le impusieron una boleta cuya multa superó de 5 mil 520 por aliento alcohólico, falta de precaución y por intento de darse a la fuga, cuando ni siquiera intentó huirse, denuncia.
Asimismo, pagó otros 2 mil 780 por el arrastre de la grúa y los días de piso en el corralón.
Acudió a la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal para denunciar los hechos, pero lejos que atendieran su denuncia, encubrieron a los elementos, puntualizó, al tiempo de hacer pública este caso por coraje e impotencia.
Pepe Ortega 
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