Día Uno | Canelo es un boxeador bueno, a secas. No es brillante, no emociona; muchas de sus victorias han sido polémicas, como la que obtuvo contra Miguel Coto, Triple GGG, por mencionar algunas.

No puede considerarse aún el mejor boxeador de todos los tiempos, como muchos sugieren. No está a la altura de Julio César Chávez, Terrible Morales, Marco Antonio Barrera, entre otras leyendas mexicanas contemporáneas.

Es posible que con los años alcance el reconocimiento absoluto del público y ocupar un trono especial dentro de los mejores pugilistas mexicanos.

Sus méritos más destacados son sus golpes de poder, contundentes, su juventud y sus deseos de hacer historia.

Para muchos es un pugilista crecido por televisoras, jueces, la publicidad y sus promotores.

En el encuentro, cerrado por cierto, contra Jacobs quedó demostrado que en su categoría sus golpes de poder y su explosividad no causan mucho daño como el que le ocasionó a Amir Kan, de una categoría menor.

Lo que le ayudó en la pelea contra Jacobs, fue su iniciativa de ir hacia adelante ante su rival de inestable guardia, inquieto, que se mantuvo a distancia. No convenció.

En esta categoría, de los medianos, del cual dice no cambiará, veremos en los siguientes encuentros, su talento, la aceptación mayoritaria de los aficionados o quizá el crecimiento polémico de sus victorias.

Por cierto, el ahora triple campeón mundial, es uno de los deportistas jóvenes mejores pagados y con mucha fortuna.