El normalismo, radical contestatario, socialista, anquilosado, sigue insistiendo en tomarle la medida a la “taimadez”, a la medianía conformista, a la mediocridad ungida del gobierno en Chiapas.
Mientras el magisterio radical chiapaneco siga al mando del liderazgo sindical, seguirá habiendo una línea de sostenimiento, de accionar, de pensamiento político y financiamiento, hacia la Normal Mactumactzá y la Normal de Educación Primaria, dos enclaves de lucha y resistencia.
Y mientras el Nivel de Educación Indígena, el (NEI), siga “enemistado y distanciado” de la CNTE Chiapas Informa de Pedro Gómez Bahamaca, el Gobierno del Estado tendrá dos frentes abiertos volátiles: hoy le demandan asignación de plazas directas, mañana accionarán en favor de Nicolás Maduro en Venezuela.
Y para ello van a quemar todos los Conejobus que se les pasen enfrente, chocarán con la Policía una y tantas veces como se les presente la oportunidad, vandalizarán edificios públicos, dirán en los medios: “nosotros no fuimos, fue el mal gobierno”, embozados, mostrándose como jóvenes en una “lucha justa” que sólo ellos se atreven a encabezar.
NEI controla y manda sobre la Escuela Normal Indígena Intercultural Bilingüe “Jacinto Canek”, CNTE sobre Escuela Normal Rural Mactumactzá Fecsm y la Coordinadora de Escuelas Normales del Estado de Chiapas (CENECh) es un aglutinado de todo aquello que busca un espacio de expresión radical para un pensamiento del siglo pasado, que pervivió en México casi en el clandestinaje y que hoy, en el primer gobierno de izquierda, tampoco hallan razón de ser.
Una vez que logren (por poner un ejemplo) la derogación de la “mal llamada” Reforma Educativa, irán por el control de la autoridad educativa, por “conquistar” sus espacios de poder y por “secuestrar” oficinas desde las cuales puedan sufragar sus movimientos al interior del normalismo, caldo de cultivo del futuro movimiento magisterial radical que les garantice viabilidad sexenio a sexenio.
De todo ello, podemos hacer más análisis, más interpretaciones, “ad perpetuam”.
Lo cierto es que el gobernador, Rutilio Escandón Cadenas, no debe ceder ante la presión de los organismos empresariales, quienes demandan y quieren vivir en un Chiapas pleno de paz y tranquilidad.
Caer en la tentación de “educar” a los normalistas con la fuerza legítima del Estado, es una mala decisión desde el momento mismo en que se discute en la vida pública. No se trata tampoco de caer en sus chantajes, presiones y componendas. Tampoco.
Para esos casos envueltos en “celofanes imposibles”, existe el remedio infalible de la transparencia, el apego estricto a la ley, a lo que dicta la norma y a la información oportuna puesta en manos de los ciudadanos.
No se vale tampoco, echarle culpa de todo al pasado (llegaríamos a los 70’s, cuando el magisterio comenzó su deformación política), porque si el ejercicio de revisión es honesto y firme, tendrían que haber llamados a cuentas ante la justicia y la Cuarta Transformación no quiere sembrar tempestades para el futuro inmediato, cuando se les acabe el poder.
Pero tienen que hacer algo y pueden comenzar por clarificar cuáles son los objetivos del movimiento magisterial, del normalismo radical en sí: si no quieren echarle la culpa al pasado, que sea la propia realidad la que los alcance: digan cuál es el estado de arte en que la 4T recibió el sector educativo, muestren el diagnóstico preciso del tema, del gobierno, los niveles de deuda pública, la intensidad del foco rojo que cada caso representa.
Una “valentonada” contra los Normalistas puede ser fatal, no es por ahí, porque enfrentar a chiapanecos contra chiapanecos puede resultar el principio del fin de un gobierno que se muestra en descontrol de su propio destino.
El camino, la vía, es abrir ya ese sarcófago de “pus pública” donde hay de todo: corrupción en sus mil variantes, sin miedo, sin cálculos políticos, sin previsión electoral, como un gesto congruente de los chiapanecos por reparar lo que sabemos que está mal y que hay que componerlo de una vez por todas.
Diseccionar el tema educativo (con magisterio y normalistas incluidos), es quizás el acto de valor y autoridad que podría darle al “achicado gobierno” de Escandón Cadenas, los primeros pasos correctos en una dirección que no a todos nos gusta, pero que comienza a ser necesario, urgente, por el bien de Chiapas.