Él Sars Cov2 ha dejado en total incertidumbre a millones de estudiantes: los que no tienen un servicio de internet, los que por primera vez tuvieron que ayudar en los gastos en casa, a los que esta experiencia les ha generado demasiada angustia, conflictos entre otros y los que, simplemente, no están aprendiendo nada y están en la nueva modalidad de clases como oyentes o ausentes y el sistema parece no ofrecer ninguna otra respuesta.
El año escolar 2020-2021 siempre será recordado como el año pandémico, el ciclo escolar inicio bajo la nueva “modalidad” el 24 de agosto y con una matrícula escasa: dos millones 830 mil 419 alumnos menos que el año pasado, según la Secretaría de Educación Pública (SEP). La crisis sanitaria está dejando una muy profunda, que ni en estadísticas se hubieran atrevido a predecir en las cifras de la deserción escolar.
El mes de febrero, cuando el coronavirus llegó al país, las autoridades dijeron que sería cosa de uno o dos meses en el peor de los escenarios catastróficos. No especificaron más. Adelantaron las vacaciones de Semana Santa para evitar contagios, pero los estudiantes no regresaron a las aulas después de ese momento. En abril, Esteban Moctezuma Barragán, el secretario de la SEP, le presentó al presidente López Obrador un plan que incluía el retorno presencial en septiembre; se darían unas semanas para sanitizar las instalaciones y, en algún momento, se dijo algo sobre hacer grupos de asistencia, dependiendo de la letra inicial del apellido. En la conferencia de prensa, Moctezuma dijo: “Aunque falte tiempo, pero para que los padres de familia se preparen y se vuelvan a cargar de paciencia”.
Las proyecciones eran considerando que el semáforo llegaría a verde. Pero el semáforo ahora está en verde en el caso de Chiapas y los padres siguen “llenándose de paciencia”.
Ya han pasado de aquel comunicado 8 meses y la única estrategia que le permite a los jóvenes seguir tomando clases es la televisión, clases en línea (para los que tienen acceso) y los libros de texto. Para la impartición de los cursos televisados, el gobierno contrató a diversas empresas privadas para ayudarles a distribuir los contenidos. Según aseguró Esteban Moctezuma, tomaron estos programas de otros que ya existían en este medio, como las telesecundarias, y de las estrategias adoptadas de diversos países. Al poco tiempo de que empezó Aprende en Casa II, el programa de educación a distancia que se diseñó para este ciclo escolar y que durará hasta que termine la pandemia, las redes sociales se llenaron de comentarios negativos. Una transmisión muy criticada fue en la que enseñaban a los estudiantes que la primavera empezaba el 21 de septiembre: el programa era argentino.
“Hubiera sido la oportunidad perfecta para explicarle a los chicos de ese grado que del Meridiano para abajo es un tiempo y un clima distintos. Pero no, les pusieron eso y los dejan a la buena de lo que Dios diga”, dice Alondra López, madre de dos niños y un niña. “El problema no es el contenido que se ve en la tele, el problema es que no lo adaptaron y que nadie se está poniendo a la tarea de explicarles a los hijos”.