A través de una carta, Alejandra Fraustro, titular de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, señaló que la apropiación de la modista francesa no retribuye beneficios a las comunidades creadoras
Las polémicas no cesan para la diseñadora de ropa francesa Isabel Marant. Luego de que hace unos días senadores la acusaran en el Congreso por presunto plagio de los diseños que realizan los artesanos de comunidades indígenas de Michoacán.
De acuerdo con Fraustro, las vestimentas tradicionales fueron literalmente copiadas y presentadas como propias en la línea de ropa de su colección ETOILE OTOÑO-INVIERNO 2020-21, sin dar crédito a los verdaderos creadores.
La encargada de la política cultural mexicana señaló que las grecas y los colores que utilizó en su colección son elementos de la cultura e identidad de las comunidades purépechas de Michoacán, y otras, como San Miguel Chiconcuac y Gualupita en el Estado de México; San Bernardino Contla en Tlaxcala; la ciudad de San Luis Potosí, y Teotitlán del Valle en Oaxaca, entre otras.
Según su página web, esta prenda tiene un valor de 530 euros (cerca de 14,000 pesos), mientras que un jorongo purépecha hecho a mano por artesanos textiles michoacanos no cuesta más de 1,000 pesos.
Cabe mencionar que, no es la primera vez que Isabel Marant recibe esta clase de señalamientos. En 2015 fue acusada de plagiar la blusa típica de la comunidad de Tlahuitoltepec, Oaxaca, diseño característico que la cultura mixe plasma en toda clase de prendas.
En aquella ocasión, la modista francesa aseguró que todo fue una “simple inspiración”, además de que por medio de un comunicado informó que “no afirmó que es la autora de la túnica o los bordados” que la llevaron a comparecer ante el tribunal de distrito de París.
Infobae