Marcelo Toledo Cruz va por el derecho de piso de los históricos de Morena Chiapas, por representar un proyecto político que emerja desde dentro del Movimiento de Regeneración Nacional y le plante cara a una imposición que, no por ser mujer, deja de ser un designio del poder contra el que quiere rebelarse y encabezar la asonada interna.
Su paso por el Congreso del Estado no fue más que simple administración de tiempo político, posicionamiento y vigencia, conexión al siguiente nivel con quienes inciden en la toma de decisiones, el fortalecimiento de esos vínculos y darle mantenimiento constante para que, en el tiempo político electoral preciso, le funcionara.
Marcelo Toledo Cruz no tiene la venia oficial: nadie la tiene porque no la hay, por eso Morena está más inclinada hacia el estado anímico de su dirigencia y su consonancia astral con Mario Delgado Carrillo en el CEN, que un día se alinea con Palacio Nacional, otro con Senadores y Diputados y siempre alimenta su movimiento pendular con gobernadores.
No por eso Marcelo es valiente, ni tampoco por eso está perdido, tiene su mérito quemar las naves, lanzarse al redil democrático, ludópata, de tómbola y sorteo, que bien lo erigirá como el más apto por el tortuoso tránsito del proceso, o el olvidado, porque no fue su día de suerte y con ello, su trayectoria y carrera política, tendrá nuevos derroteros, sin dudarlo.
Maria Mandiola ya camina el territorio, como quién ha hecho todo por merecer una confianza por la que no ha mostrado un ápice de capacidad, solución o compromiso: se sabe la enviada, la que tiene más simpatía de Palacio de Gobierno, la que irrumpirá en esa Corte de hombres que la miraban por el rabillo del ojo, que en secreto la desprecian y en público la adulan.
Marcelo tiene derecho de piso por ser cabeza visible de los históricos fundadores de Morena, pero no por haber lanzado su espada en prenda debe estar confiado que ir tras ella será un día de campo: también ha dejado heridos en el camino, muchos se ha recuperado y lo esperan en la vereda que habrá de transitar de regreso a sus orígenes.